El amor en el mes del amor
Muchas veces probablemente hemos escuchado la inspiradora e importante miztva (precepto) de «Veahavtá lereajá kamoja, Ani Hashem«, «Amarás a tu prójimo como a ti mismo, Soy Ds«. Tanta es la profundidad contenida en estas palabras, tantos los mensajes. En el mes del Amor, el mes de Av / Leo, hay dos mensajes que quisiera destacar entre tanta sabiduría.
Leyendo el orden de las palabras, y recordando que desde la perspectiva de la Torah y la Kabbalah nada es casualidad, esta frase nos regala el recordatorio de que para poder amar en completitud a nuestro prójimo; el desarrollar el amor a uno mismo es fundamental. «Como a ti mismo» devela que este amor hacia la chispa de Luz que somos, nos permitirá relacionarnos honrando nuestra Alma, honrando nuestros atributos y recordando que somos en esencia -y tal como finaliza la frase- chispas de Hashem. Esta completitud, este honrarnos, abre espacios a relacionarnos desde un mejor lugar, desde el anhelo del Alma de compartir y en línea con los atributos de Hashem, amar libres de expectativas, conectar con la plenitud del amor incondicional, de JESED.
Un segundo mensaje, tanto o más estremecedor, es que como piezas de este gran puzzle que somos, como almas que provenimos de Una Alma Raíz, el amar a nuestro prójimo es amarnos a nosotros mismos, y el amarnos a nosotros es al mismo tiempo «Amar al prójimo». En esta existencia humana la dualidad separa el «soy» del «somos», sin embargo para nuestras Almas el estado de fusión sigue reinando más allá de nuestra percepción. Y desde ahí nace quizás también «Ani Hashem» coronando esta miztva como una señal de Unidad, de susurrarnos que este gran puzzle no es otra cosa que la Luz misma de Hashem reuniendo sus «pedacitos» a través de cada encuentro, de cada palabra, de cada abrazo y respeto mutuo.
En este mes del Amor queridas y queridos, que esta consciencia de AmarNos y HonrarNos prime por sobre cualquier diferencia aparente, para que la danza y unión entre las piezas del puzzle que somos Sea Dulce y Sea en Bendición!
Con mucho cariño,
Maestra Diana Yael Rubinstein Muchnik
