La Pureza del Alma Kabbalista: Cielo y Tierra aceptadme - Fundación Kabbalah

La Pureza del Alma Kabbalista: Cielo y Tierra aceptadme

Esta es la historia del viaje de un alma pura que desciende por el Árbol de la vida hasta este mundo, entonces ella les hablará de su experiencia:

Yo soy un alma que antes de abandonar los mundos superiores me presenté ante el Creador y prometí seguir el camino espiritual y alcanzar mi transformación. El Creador me entregó 100 llaves de bendiciones para cada uno de mis días, para que así pueda completar los niveles celestiales que alcanzan el valor numérico de “lej Lejá” (vete) que equivale a 100. Así se me entregó este manojo de 100 llaves para poder cultivar el jardín, que es la Nukvá, (femenina) y cuidarlo, mi país es el Jardín del Edén.

Yo Soy energía, vibración y Luz, sólo sé de Luz y de un eterno presente, esta es mi dimensión de vida. En un instante mi vibración que es brillante inicia un movimiento descendiente, no conozco este movimiento, sólo conocía el vibrar luminoso en un presente constante. El movimiento genera una velocidad que proviene de una fuerza que me impulsa y atrae en una dirección desconocida, luego sabré que es un abajo, y me lleva en caída libre y zigzagueando, he cruzado un portal que me transforma.

Entro en lo que parece una dimensión donde energías luminosas me esperan sigo siendo energía y esta comienza a adquirir una cualidad en que conozco y comprendo sabiamente Todo, soy Luz Sabia y me dicen que es Jojmá, al unirme a esta dimensión siento un deseo de compartir mi sabiduría y me siento atraída por una dimensión que es distinta a mí Luz, voy en su dirección penetro en esta dimensión y ella recibe mi Luz y con mi Luz comienza a crear inteligentemente formas y mundos, le pregunto su Nombre y me dice soy Binah, la Madre y al unirme a ella, me siento como una Luz que puede dar vida, me siento femenina y entiendo que doy y que de mi brota Creación: DE SERES HUMANOS, AVES, INSECTOS, BESTIAS, PLANTAS, ARBOLES Y FLORES,  PRIMAVERA, VERANO, OTOÑO E INVIERNO, AGUA Y TIERRA, UN PLANETA AZUL QUE CONTIENE VIDA. Estoy en la dimensión de la creación inteligente y voy creando vida más vida.

Luego de esta experiencia me dirijo a otra puerta, otra dimensión, voy en diagonal y escucho al entrar a esta esfera dimensional que una Voz hermosa dice: Lej Leja: “Vete de tu tierra, de entre tus parientes, y de la casa de tu padre, a la tierra que Yo te mostraré” me estremezco y vuelvo a oír “Haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición”, “Bendeciré a los que te bendigan y al que te maldiga, maldeciré y se bendecirán por ti todas las familias de la tierra”.

Entonces mi luz que contiene sabiduría se entrega a un ser humano con forma de hombre, corazón y pensamiento, pero lo que más destaca en él es su corazón, es Bondad pura y se llama Abrahm. Al entrar en contacto con la Luz Abrahm se vuelve un Sabio en el funcionamiento de los mundos celestiales (de dónde vengo) (Zóhar) estudia y comprende el Árbol de la Vida y sus diez sefirot explorando los reinos espirituales y físicos de la realidad. Veo como domina la sabiduría de las estrellas y como cuando el Creador le dice “sacarte fuera” le está diciendo que no se limite al aspecto físico de la astrología porque el ser humano tiene la capacidad de elevarse por encima de las influencias espirituales y convertirse en dueño de su propio destino.

Entiende que marcharse de su tierra natal es un código de nuestro ADN con el que venimos a este mundo y que debemos transformarlo para no caer en el caos de la vida. Por eso es que el Zohar nos enseña que eliminar el caos es nuestra responsabilidad.

Como alma quiero permanecer en esta dimensión tan misericordiosa y amorosa, siento bondad porque comprendo que yo también he emigrado de la casa de mi padre, que soy un alma que dejó el Mundo Superior e inicié un camino hacia la vida terrestre, donde recibiré una vestimenta corporal para llevarla hasta alcanzar una transformación espiritual, porque no volveré igual, eso ya lo sé.

También sé quién soy, una chispa del Creador, una parte de Dios, un fractal de Su Luz experimentando como Alma en un cuerpo.

Ahora mi Luz es llamada por una fuerza polar complementaria, es otra dimensión, al entrar en ella brilla una luz que expulsa las cualidades egoístas de todo ser y siento como la energía que se genera en esta sefirá llamada Guevurá puede elevar todas las chispas celestiales que han caído en la materia física y conquistar la máscara que cada ser humano se ha puesto para vivir en la tierra. Esta energía permite que la Luz Divina y la libertad se irradien en todo el cosmos.

Me doy cuenta que frente a mí hay un Hombre fuerte se me revela como Yittsjak, sólo por estar en frente de él y verlo experimento valentía, coraje para hablar, escuchar y actuar en la verdad, estoy lista para saltar a otra dimensión que me llama con amor y entonces sigo bajando.

Entro en una dimensión donde siento la voz que dice “los justos están seguros como un cachorro de león”, me siento protegida y al mismo tiempo con la fuerza y el amor para enfrentar la idolatría y al mismo ángel de la muerte porque Dios vive en mí, en un Yo profundo y sincero. La vibración altísima de esta sefirá llamada Tiféret me conecta con un amor gigante que me permite ver a un hombre gigante de alma, lo reconozco como Yaacov, brilla como un sol y él mismo parece un puente entre todos los senderos de este árbol, se acerca y me regala un secreto: cuando bajes a la tierra y sientas miedo agradece y bendice al otro y a la experiencia que estás viviendo como si fuera un regalo, siempre bendice y las puertas de los cielos se abrirán para ti, sé pura y positiva y llegarás a Israel.

Feliz mi alma baja en diagonal hacia otra esfera Netzaj que me recibe con Unidad como hija de Dios y en el portal hay un Humano poderoso y humilde a la vez, su nombre Moshé tiene en sus manos el Libro de la Torá color azul zafiro, irradia luz azul y flotan en sus paginas millones de ángeles que son las letras hebreas combinadas y permutadas, me emociono con lágrimas de felicidad y me dice que la paz en el mundo está en la paz de los hijos de Dios, en la amistad y el entendimiento superior del alma y que la Victoria espiritual se alcanza sanándonos con los secretos del cielo.

Me enseña que las personas como el Patriarca Abrahm que se atreven a iniciar un cambio positivo y a ayudar a los demás en su despertar espiritual siempre encuentran oposición de las fuerzas contrarias que quieren mantener el caos y el beneficio propio, pero me dice que mantenga mi ánimo arriba y que utilice los 72 Nombres de Dios porque son fuerzas angélicas que nos dan el poder de vencer la materia y enfrentar cualquier guerra en nuestra contra especialmente la del ego. Entonces me muestra como si fuera una película una escena donde aparece el patriarca Abrahm derrotando a varios reyes que querían su muerte, lo acompañan un ejército de ángeles y al vencer se presenta Melquisedec, Rey de Salem, quien sacó pan y vino y quien era Sacerdote del Dios Altísimo. Él lo bendice diciendo: “Bendito es Abrahm del Dios Altísimo, Creador del cielo y de la tierra, y bendito sea el Dios Altísimo que entregó a tus enemigos en tu mano” y le dio el diezmo de todo.

Me siento agradecida de la visión y de cómo esta dimensión es Victoria espiritual cuando estamos en la Consciencia del Dios creador de todo. Me despido sin querer irme, ya estoy sintiendo algo que conoceré más tarde y que se llama apego, no quiero separarme, pero nuevamente me impulsa una fuerza complementaria que me atrae como un escudo con imán.

Entro en la dimensión de Hod y me espera el Sumo Sacerdote Aharon, me dice: “es uno de cada diez, y diez de cada cien…” me está hablando del diezmo de las ganancias que obtendré en la tierra y al momento comprendo que me está dando una oportunidad ya que al vivir en un mundo físico la fuerza negativa se alimenta de la materia mientras realiza su trabajo de oponerse a nuestro ascenso espiritual, si entrego el diezmo coarto la influencia de las fuerzas oponentes y me libero recibiendo infinitas bendiciones espirituales. Comprendo que puedo invocar la Luz con mis actos y recibir para dar.

Con este tesoro de mitzva salgo de la sefirá y me voy a la próxima dimensión sefirótica que es Yesod: y escucho que una voz que dice: “Yo soy el eterno que te saqué de Ur de los caldeos, para darte esta tierra para que la poseas” entiendo que es Dios que le habla a Abrahm y agrega “No mires esto, la sabiduría de las estrellas, sino más bien el secreto de Mi Nombre, que es la Nukvá. Serás padre de un niño”  Y allí está Joseph elevando la vibración de esa dimensión y conectado a esas palabras que Dios dirigió al Patriarca Abrahm. Porque Joseph las hizo suyas y comprendió que para manifestar en la tierra abundancia material, ser padres y vivir una vida de gozo se debe recordar que todo viene de Dios, que nadie más te lo da, que no hay intermediarios y que sólo Su Nombre es el que hay que mirar.

Comprendo que cuando un ser humano logra cambiar la naturaleza interna a través de esta verdad el mundo físico le refleja su acción y que ni los juicios decretados en su contra son más fuertes que conectar con Su Nombre a través de acciones puras y sinceras. Entiendo la lección que se abre paso en mi ser como un fundamento de vida y visualizo como mi ego luchará contra esta verdad, pero me prometo recordarla siempre. Joseph asiente con su cabeza y sonríe abriendo una escalera de oro con una alfombra de seda roja que en realidad son pétalos de rosa, camino descendiendo como si llevara una capa de reina y un sonido musical celestial me llama desde esa dimensión, estoy bajando a Maljut.

Se abre una puerta de palacio que es el portal para entrar al reino de la tierra, la música viene de un salón azul donde hay un hombre con una corona de oro tocando un arpa plateada y de sus melodías se revelan los Nombres de Dios, cada sonido es un canto al cielo, me mira y me dice: este es el secreto, la música es una frecuencia vibratoria que puede conectarnos al eterno y todo lo que hay en este mundo es frecuencia vibratoria, sólo debes saber cómo tocar la melodía celestial que abre la materia para que se revele Dios en ella. El vínculo entre el Creador y la humanidad ya está hecho y todos somos parte de Dios. Para ello debemos ser como Abrahm vinculándonos como Dios con el mundo, desde la bondad y el Amor incondicional a nuestro prójimo, sea amigo o enemigo, porque la prueba está en cuánto aprendiste a amar. Transforma tu ADN cambiando tu naturaleza mas baja vibracional mente, esa que ha venido a corregir para que se eleve y reúna como chispa divina a la fuente. Para eso necesitaras personas y situaciones que te harán desde el bien o desde el mal descubrir el sentido de la vida.

Un fuerte tirón energético me moviliza y de pronto estoy en un lugar calentito, en manos de alguien que me besa, su energía es suave y amorosa y me dice mi pequeña has llegado. Será mi madre carnal la quien me crie en este mundo, pero será el Creador quien me cuide, sostenga y dé vida.

Al crecer me encuentro con un mundo maravilloso, sólo Dios pudo hacerlo:

Veo el sol y la luna, veo

Aves, insectos, bestias, plantas, árboles y flores

Vivo la primavera, verano, otoño e invierno

Todo florece y da frutos

Y luego perece

Uno nace, es criado y luego muere

El viento sopla

La lluvia cae

Mientras mi alma da vueltas por este mundo

Las vidas van y vienen a su vez

Dando vueltas, girando

Conozco el amor y le digo

Acércate,

Mi corazón te llama

Y vuelvo a ver

Hacia las aves, insectos, bestias, plantas, árboles y flores

Y me digo

Desarrollaré compasión

Hacia las personas

Y a aquel al que amo

Si escucho que me anhelas

De inmediato regresaré a ti

Llama de vuelta a mi corazón

Pájaros, bichos, bestias, hierba, árboles y flores

Humanidad

Enseñadme a sentir

La alegría que sentí al tocar la vida es muy profunda

Y se filtró en cada rincón de este cuerpo

Incluso si estoy lejos y ya no entienda nada

Incluso si ha llegado el momento que esta vida termine

Todo el ahora es todo del pasado y nos volveremos a encontrar

La calidez que me diste al vivir fue muy profunda

Permanente en mi corazón

Las experiencias vividas dan luz y calman suavemente mis heridas

Hasta las profundidades de mi dolor

Todo el ahora es esperanza para el futuro

Lo recordaré, estoy segura

Cuando lleve esta vida

Del mundo azul en su camino de vuelta

A mi mundo celestial.

La pureza del alma kabbalista es aquella consciencia humana que sabe quién es, quien le ha creado y quien le espera, que vino a cuidar el jardín del edén aquí a la tierra y que sabe que no existe dualidad porque vive en la fuente, nuestra alma pertenece a ella y esta acá experimentando otra forma de vida, no hay buenos ni malos, solo son sentimientos

Por eso digo:

Cielo y tierra aceptadme porque en ambos mundos quiero vivir.

Maestra Guía Ana María Pérez

Abrir chat
1
¿Qué necesitas?
¡Hola!,
¿En qué podemos ayudarte?