Vivimos en paz
El caos y la negatividad que se ven en el mundo son parte de una realidad que pareciera desbordarse y alcanzar a la humanidad de manera inminente. Cada vez que conectamos con los medios de comunicación o con aquella persona que sabe de todas las calamidades, nos contagiamos de esa energía, porque es un hecho: la energía es contagiosa. No por nada – por ejemplo- vemos cómo el mal humor de alguien se esparce en los ambientes y genera una densidad que poco a poco afecta a las personas contiguas. Pero, así como uno puede acceder a herramientas para no contagiarse de algún virus (mascarilla, vitaminas, buena alimentación, vacunas, etc.), aquellos que nos esmeramos en despertar nuestra consciencia nos es más fácil detectar, prevenir y “sanarnos” de aquellas energías negativas. La energía es coherente. SIEMPRE. Nos guste o no. Sin embargo, el punto de partida de esa coherencia está en nosotros, y por lo mismo somos nosotros los responsables de contagiarnos o de contagiar al resto con luz y alegría. Nadie es víctima. Ninguno de nosotros está “condenado” a ser parte del caos, porque todos los seres humanos tenemos los anticuerpos y la cura para vivir en paz y armonía: La Fe Verdadera, nuestra conexión indestructible con el Creador. El caos de afuera no tiene por qué tocarnos y convertirse en parte de nuestra realidad. No funciona así. Convéncete de eso porque es verdad y porque si estás leyendo este mensaje se debe a que estás haciendo un buen trabajo espiritual y que ahora ya tienes paz. Amén amén.
Si quieres conectar siempre con esta verdad, te recomendamos tener a la vista y meditar en el nombre de Di-s 24: Eliminar el caos antes de que se manifieste.
Con cariño,
Maestra Natalia Carretier