Una amiga me contó que cada mañana cuando se levanta siente presión en el pecho. “Las noticias asustan, las tensiones de la vida y la familia me agobian y a veces siento que ya no puedo soportarlo”. Es fácil caer en la negatividad pero podemos ayudarnos a ser más felices y más positivos.

Aunque hay ciertas situaciones que no podemos cambiar, nuestra actitud y espíritu definitivamente influyen en nuestro ánimo. Cuando nos enfocamos en transformar nuestra perspectiva, le damos una nueva energía a nuestra vida diaria. Si quieres ser una persona más feliz, comienza por identificar dónde puedes cambiar.

1. La felicidad es nuestra elección

Es hora de dejar de acusar. Culpar a otros, ser el mártir de la relación o pensar que siempre el otro está equivocado es perder nuestro tiempo y energía. Podemos acusar a nuestro jefe, pareja, suegra o “karma” por nuestra infelicidad. O podemos decidir que elegimos nuestros sentimientos y que nadie puede obligarnos a escoger la tristeza. Una vez que aceptamos que la felicidad es una elección, comenzamos a ser dueños de nuestra vida. En el momento en que comprendemos que esto es cierto, empezamos a asumir la responsabilidad por nuestras acciones y estados de ánimo. La vida es demasiado corta para pasarla en un estado crónico de infelicidad.

2. Deja las expectativas

Creamos nuestros propios obstáculos al esperar conductas y acciones de otros y luego sentirnos decepcionados. Una vez que dejamos las expectativas, podemos seguir adelante y volvernos más sabios. A menudo nos sentimos despreciados o ignorados cuando en realidad causamos nuestros propios sentimientos negativos con esperanzas poco realistas.

Una madre de adolescentes me dijo que su propia madre constantemente la decepciona. Cumpleaños, aniversarios y graduaciones pasan de largo. Cada conversación es un dialogo egocéntrico. Esta mujer que ya tiene hijos grandes, se siente perdida en emociones infantiles porque su madre no puede cumplir con sus expectativas.

¿No sería maravilloso si las cosas fueran diferentes? Por supuesto que sí. Pero su madre no va a cambiar y esto es un hecho.

Después de años de indirectas, conversaciones y análisis, la conclusión es que la única forma de dejar de sentirse frustrada es dejar de esperar una conducta diferente. Si esta madre puede tomar su experiencia y aprovecharla para brindarles a sus propios hijos amor y atención, entonces por lo menos la experiencia tuvo un propósito.

3. Invierte en amistades

Pirkei Avot nos enseña: “Adquiere un amigo”. Nuestros Sabios reconocen cuán vital es la compañía para nuestra calidad de vida. Tener cientos de amigos en Facebook no cuenta. Todo lo que necesitas es un buen amigo que sea leal, amable, que desee lo mejor para ti y que tenga buen carácter.

Pero el tiempo crea distancia. Nos obsesionamos con nuestras carreras, estamos absortos en nuestras obligaciones como padres, ocupados balanceando presupuestos y responsabilidades mientras los buenos amigos quedan de lado. A veces tenemos que dar un paso atrás y preguntarnos si hemos invertido suficientes horas y energía en nuestras relaciones.

También la pareja cuenta como un amigo. Si lo único que hacemos es hablar de los niños, los problemas y las cuentas de la tarjeta de crédito, hemos fallado en cultivar el ingrediente más preciado del matrimonio. El amor no puede crecer sin nutrir la amistad entre los esposos.

Nuestras cargas son más livianas y nuestras alegrías más dulces cuando las compartimos con amigos. Que no te despiertes un día y te des cuenta que has perdido el contacto y que has dado por sentado a las mejores personas de tu vida.

4. Deja atrás el pasado

Deja de vivir la vida mirando por el espejo retrovisor. Nos deprimimos cuando no podemos dejar atrás los dolores y errores pasados. Permítete despedirte del caos que te ha perseguido. Esto requiere coraje y fuerza interior, pero si continúas aferrándote al dolor nunca te verás a ti mismo como una fuerza potente en tu vida. Estás de duelo, herido y sufriendo, pero no estás vivo.

Victor Frankl explicó que somos los hijos de nuestro pasado o los padres de nuestro futuro. “Cuando ya no podemos cambiar una situación, el desafío es cambiar uno mismo”.

A menudo me encuentro con gente que me dice que no pueden ser buenos padres porque sus propios padres fueron un fracaso. En vez de trabajar sobre sus habilidades paternas, ellos optan por alejarse de sus familias y pasar años hablando de los padres disfuncionales que tuvieron. Se educa una nueva generación y se crea otro vacío en el lugar donde debería haber amor y guía. ¡Qué forma horrible de vivir!

Puedes romper el ciclo y solucionar el problema si logras hacer las paces con tu pasado. Pregúntate a ti mismo: ¿Cómo puedo hacer que mi presente sea mejor que mi pasado? Elige metas reales para ayudarte a avanzar. Abraza a las personas que forman parte de tu vida en vez de crear barreras. Si ves que te aferras a algún rencor o que no puedes avanzar, comprende que estás permitiendo que tu pasado destruya tu futuro. De ti depende descubrir el deseo interno de vivir mejor. Estudiar la sabiduría de la Torá, rodearte de personas positivas y concentrarte en escoger emociones como tolerancia y paciencia en vez de enojo y resentimiento son todas claves para encontrar la serenidad.

5. Libérate de la envidia

Los celos crean amargura. Sacan lo peor de la persona. La envidia consume, te impide disfrutar de tus bendiciones porque en cambio estás demasiado ocupado contando la buena fortuna de los demás. El resentimiento crece cuando miras las fotos de Instagram de otros, monitoreas las vacaciones de los demás por Facebook y asistes a bodas y Bar Mitzvás con sentimientos de envidia. “¿Qué pasa conmigo?” te preguntas.

No te das cuenta de lo desagradables que se han vuelto tus comentarios. Lentamente le sacas la alegría a cada ocasión feliz. Al enfocarte en lo que crees que te falta, pierdes contacto con lo bueno que tienes. El descontento consume cualquier satisfacción que pudieras tener.

Muchos se preguntan sobre el poder del “ain hará”, el mal de ojo. Rav Eliyahu Dessler enseña que el mal de ojo sólo tiene fuerza sobre la persona que mira a los demás con un mal ojo. Si alguien tiene un buen ojo y les desea el bien a los demás, no tiene nada que temer. Usemos esta enseñanza como un catalizador para deshacernos de la envidia. Descubriremos que la alegría está a nuestro alcance. ¡Nos sentiremos mucho más felices!

¿Por qué seguir desperdiciando emociones y energía en pensamientos negativos? A pesar de los desafíos es posible cambiar nuestras actitudes y transformar nuestra vida. La felicidad está a nuestro alcance. Puedes poner estos cinco puntos en práctica y trabajar para lograrlo.

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