Todos los días se cruza el desierto
Nos encontramos en plena festividad de Pésaj, en la cual se conmemora la salida del pueblo de Israel desde Egipto, y su liberación de la esclavitud a la que fue sometido por 400 años (o 210, según desde cuándo se cuente).
La liberación de la esclavitud no habría sido posible sin la ayuda de D’s (quien actuó “con mano fuerte y brazo extendido”), y por eso se le agradece todos los años en esta fecha.
Sin embargo, hemos dicho que no hay que reservar la espiritualidad para las grandes ocasiones. La espiritualidad se vive diariamente en la vida cotidiana. Y es así que todo el tiempo que dura nuestra vida humana estamos sometidos a pequeñas esclavitudes: un defecto de carácter, una dificultad en nuestras relaciones, una carencia, etc.
¿Debemos abordar nuestras pequeñas esclavitudes una vez al año? Pareciera que no. La lucha contra las dificultades de la vida se da a diario. Lejos de desanimarnos es necesario pedir ayuda al Creador permanentemente, pues es Él quien nos libera, “con fuerza y sin bajar los brazos”.
Pidamos a D’s tener algo de su mano fuerte y de su brazo extendido para derrotar con Su ayuda a nuestros oponentes interiores y así, cruzar nuestro propio desierto con éxito cada día.
Amén
Afectuosamente,
Maestra Carolina Castagneto