¡No pierdas tu oportunidad!
Moshé iba en un día cualquiera, apacentando las ovejas de Yitro su suegro, hasta que de pronto aparece el ángel de Hashem que lo llama desde una zarza que arde, pero no se consume…
“Y vió Hashem que (Moshé) se había apartado para ver; y lo llamó Dios desde en medio de la zarza y dijo: “Moshé, Moshé”, y el respondió: “Heme aquí”.
Quisiera invitarlos a reflexionar un poco haciendo ficción y pasar a pensar qué hubiera pasado si Moshé hubiera sido un poco menos curioso y no hubiera ido a mirar la zarza. La consecuencia hubiera sido fatídica para el pueblo de Israel, no hubiéramos recibido la Toráh y muchas cosas no hubieran pasado. En consecuencia, la historia no sería como la conocemos, ¿verdad?. Entonces me gustaría indicar ciertas actitudes que empujaron a Moshé a ir al encuentro que cambiaría su vida, y la vida de miles.
En primera instancia me gustaría puntualizar que esto ocurrió en un día normal. Y es que Hashem nos llama a cambiar nuestras vidas en el momento en que menos pensamos, las oportunidades de conectar con nosotros mismos están ahí 24/7, como una voz interna que nos llama, y ante la cual deberíamos contestar “Aquí estoy”, Hineni.
Segundo, Moshé estaba haciendo su trabajo, pastoreando las ovejas de su suegro; muchas veces las oportunidades de aprendizaje más profundo se producen ahí, en nuestro trabajo, con nuestros compañeros de equipo; puede ser que esa oportunidad de cambiar la vida tanto nuestra, como aquellos que nos acompañan. Todos tenemos un alma, por ésta razón, debemos ser conscientes acerca de cómo nos dirigimos.
Tercero, Moshé tenía un espíritu curioso. La curiosidad puede ser una cualidad del alma, que bien usada, puede traer bendiciones a quienes la poseen, tanta fue la curiosidad de Moshé al ver la zarza, que Hashem lo frena diciendo: “No te acerques más, quítate tus zapatos de tus pies, pues el lugar donde estás parado, tierra santa es”.
Cuarto, no dejar pasar la oportunidad. Moshé podría haberse escusado diciendo a las 4pm juega mi equipo favorito, tengo que ir a ver a Tzipora y los niños, tengo que ir de compras al super, pero no, Moshé estaba ahí, presente, en cuerpo y alma, para ponerse a disposición de ésta visión.
Muchas veces no tenemos en cuenta cuantas zarzas ardientes (oportunidades de ver a Dios manifestado en nuestra vida) hemos perdido, por falta de conciencia.
Trabajo interno para esta semana: Abrirnos a las posibilidades de que Dios se revele en los pequeños detalles; y así ver lo sobrenatural en lo cotidiano.
Con cariño,
Maestro Guía José Luis Céspedes