Endulzar la vida y ganarle a las dudas

Esta semana leemos la porción de BeShalaj de la Toráh, que viene cargada de eventos maravillosos y de secretos enormes para nuestra vida espiritual. En ella conectamos con la salida de Egipto (Mizraim) y la apertura del mar rojo (mar de los juncos), donde se encuentran ocultos los 72 Nombres de Dios; por lo que podemos intuir la potencia espiritual oculta esta semana.

La reflexión a la que te queremos invitar, sin embargo, no es sobre la apertura del mar misma, sino sobre los eventos previos y posteriores a este tremendo milagro, que es donde encontraremos un mensaje vital para esta semana.

Antes de la apertura del mar, Hashem nos conduce desde Egipto por un camino más largo que el previsible, mostrándonos que cuando se juega algo tan importante como nuestra libertad, se requiere hacer el camino completo y no tomar atajos, que reducen nuestro trabajo espiritual. Necesitamos hacer el recorrido completo y superar cada fase del camino con voluntad y confianza profunda en el Creador, que nos acompaña y protege noche y día.

Una vez frente al mar, con el ejército del faraón detrás y no sabiendo que ocurriría el milagro que ya sabemos; el pueblo entra en desesperación y lamenta haber iniciado el viaje camino a la libertad. Moshé después de clamar a Dios extiende su vara sobre el mar, pero los sabios nos cuentan que éste no se movió de inmediato. Sabemos que un hombre, Najshón ben Aminadav entró al agua con profunda convicción, y avanzó, sin que todavía las aguas respondieran; sabiendo que eso era lo que Hashem esperaba que todos hiciéramos. Solo cuando el agua amenazó con ahogarlo, las aguas se partieron, y el milagro se consolidó.  Entonces todo el pueblo cruzó, cantando con agradecimiento los milagros de Hashem.

Ya cruzado el mar, sin embargo, el pueblo vuelve a desesperarse, esta vez por comida y bebida. Frente a las aguas amargas, Hashem obra el milagro de endulzarlas a través de un árbol. Lo que nos enseña como el árbol de la Vida, el camino de la Toráh endulza cualquiera de nuestros sinsabores y las amarguras de la vida. Y frente a la necesidad de alimento, Hashem nos regala el maná día tras día, por cuarenta años; mostrándonos como es que es Di-os quien nos provee de sustento día tras día.

¿Qué aprendemos de todo esto? En esta semana necesitamos recordar los infinitos y permanentes milagros que Hashem obra en nuestra vida. Recordar que de día y de noche nos protege y nos guía; que necesitamos recorrer un camino espiritual completo para ganar nuestra libertad y que nos ha regalado una infinidad de herramientas espirituales para apoyar ese camino. Recordar también que Hashem nos responde cada vez que clamamos desde la verdad de nuestro corazón. Pero también nosotros necesitamos responder bien al desafío. La respuesta correcta a todo nos la da Najshón. Responder con emuná, responder con confianza clara y absoluta, sabiendo que Hashem esta ahí, para darnos protección, nutrición y vida. Y actuando con certeza, haciendo lo que sabemos que Él espera de nosotros. Haciendo lo que tenemos que hacer. Entrando al mar con convicción, sabiendo que Hashem hará el resto. Esta semana, ayudémonos todos a superar la prueba que vino después, la guerra con Amalek. La guerra eterna contra las dudas. La que después de los infinitos milagros, nos tienta a preguntar donde está Hashem. Ya sabemos donde está: dentro y alrededor de nosotros. Si somos capaces de endulzar nuestras amarguras con Su Torah y responder con emuná, las batallas de la vida estarán ganadas. ¡Que así sea para todos esta semana y siempre!

Con cariño,

Maestra Ximena Solar

 

 

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