Un refugio en la tempestad
Un refugio es el lugar donde nos protegemos y descansamos cuando el entorno es hostil o ingrato. La situación en que nos encontramos tiene algo de desagradable para todos, en mayor o menor medida; nadie puede decir que está completamente satisfech@ con las cosas tal como están allá afuera. La mayoría de nosotros ha sentido en alguna oportunidad que ya no lo puede soportar, no da para más y no hay dónde escapar. No se puede salir a la calle, pero en la casa el confinamiento también presenta desafíos: Mientras algunos ni siquiera tienen un momento en soledad, otros están solos todo el tiempo.
Y clamamos por un refugio donde encontremos una taza de chocolate caliente para nuestro ánimo. ¿Pero dónde se encuentra?
En el lugar donde menos lo buscamos: Nuestro propio interior. No se trata sólo de cerrar los ojos y vernos a nosotros mismos. Cuando nuestra historia, los propios errores o carencias nos pesan más de la cuenta, no dan ganas de mirar hacia un@ mism@. Mirar hacia dentro no es lo mismo que “mirarse el ombligo”, hay que saber qué buscar.
En nuestro interior está todo lo que hemos sido, lo que somos y también lo que podríamos ser. El borrador de la mejor versión de nosotros mismos está escrito sin palabras en nuestra alma y nuestra psiquis. Nuestro potencial espiritual, emocional, profesional, artístico, intelectual, y un largo etcétera, está ya inscrito en nuestro ADN invisible. Y la única manera de decodificarlo y convertirlo en realidad, es procurando leerlo en primer lugar. Si no lo buscamos, no lo encontraremos.
Hay que entender que una cosa es “lo que somos” y otra muy distinta es “lo que nos pasa”. Nuestro entorno actual, por mucho que nos presione, es “lo que nos pasa”, y debemos enfrentarlo con la única herramienta que está verdaderamente a nuestro alcance: “Lo que somos”.
Hay una sabiduría y una materia prima interior que es más valiosa que el oro, porque es parte del Ser Divino. Nuestro interior es lo más parecido que tenemos a estar con Dios.
Curiosamente mientras más adentro vayamos, más libres seremos. Sólo hay que abrir la puerta adecuada.
Que tengamos una buena semana, en salud y bendición.
Amén,
Maestra Carolina Castagneto