Yo mi Templo

Estamos viviendo una cuarentena mundial, refugiados en nuestras casas y podemos aprovecharla al máximo espiritualmente porque es una gran oportunidad. La casa de cada uno también puede ser nuestro mundo interior y así como las casas están llenas de cosas y recuerdos también dentro de nosotros hay partes y experiencias que conforman dinámicamente un “yo” que se relaciona con el mundo y al que le damos mucha importancia porque nos identificamos con él. Podemos llamarlo ego, que más bien es un conjunto de egos o partes nuestras creadas en las experiencias adquiridas de la vida.

Los invito a preguntarse ¿quién soy yo realmente? porque hoy nos llega de los cielos la oportunidad de volver a nosotros mismos y tomar cada día de esta cuarentena para ir mirando estas partes que aparecen y que ya no nos sirven, que quedaron allí funcionando y que no nos pertenecen. Los invito a despejar esos egos y conectar con la Luz que hay dentro nuestro, a meditar quien soy, a conversar con la Fuente de todo lo Creado y preguntarle ¿para qué estoy aquí?, ¿qué quieres de mí? Porque dentro nuestro hay un yo verdadero y profundo que anhela el contacto con la Luz y que pocas veces habitamos. Podemos comenzar a relacionarnos con este Yo verdadero y construir así nuestro templo interior y entonces hacer presencia habitando en él. Descubriremos que nos nutrirá de vida porque es Fuente, es Dios creándonos constantemente y tiene el poder de sanar todas las heridas de nuestra vida.

Al igual que en el Templo de Jerusalén (Beit hamikdash) que fue el Santuario principal del pueblo de Israel y que en su interior contenía el Arca de la Alianza, hoy nosotros tenemos la oportunidad de crear un Templo espiritual que conectado a nuestra alma nos una con el Creador. Hubieron dos templos físicos que fueron destruidos, construyamos hoy en nuestro interior el Tercer templo que nos reunirá con la Luz y que podría darnos como generación el gran mérito de traer al Meshiaj para la Redención de nuestro amado mundo.

Ocupemos las herramientas de la Kabbalah y especialmente les recomiendo meditar en el Nombre de Dios número 19 “Comunicarse con Dios”.

Fraternalmente,

Ana María Pérez, Maestra Guía de Kabbalah

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