Prepararse para recibir milagros
Estamos transitando por un mes hermoso – kabbalísticamente hablando – pues es llamado el mes de los milagros. En una semana más comenzará la festividad de Januká que nos revelará la forma en que podemos recibir más bendiciones, serán 8 días donde tendremos más LUZ disponible para concretar nuestros deseos más genuinos. Pero para poder aprovechar de la mejor forma estos días tenemos que prepara nuestra vasija para recibir.
¿Cómo se hace?
- No es posible recibir algo si no tenemos el contenedor espiritual adecuado: nuestra vasija y su capacidad para recibir se llena con la constante amargura que proviene de nuestros deseos no cumplidos.
- La queja, el llanto, la desesperanza, la falta de emuná, la ingratitud, etc. copan la capacidad de la vasija y con este contenido es “imposible” recibir aquello que deseamos.
- Las energías deben hacer un “match” para que puedan convertirse en una realidad concreta. Esto significa que si me mantengo en un actitud de esperanza, alegría, armonía y agradecimiento, atraeré energías equivalentes a esta vasija espiritual, pero si persisto en la amargura, la tristeza y la rabia, irremediablemente, se manifestarán situaciones acorde a esta energía. Sad, but true.
- Pensamiento + sentimiento = creación. Si pienso y siento – alineadamente – en la fe y la confianza, eso fortalece la vasija y la dispone a “crear” la realidad que desea recibir. Si pienso y siento – alineadamente – en el resentimiento y la apatía, mi vasija procurará crear más de lo mismo.
Para que tengamos más milagros en nuestras vidas, tenemos que CREER en ellos, eso es tener confianza y fe. Eso es fortalecer tu vasija. Si crees que algo es posible, que lo roto se puede reparar, que lo perdido se recupera el doble, que la vida tiene sentido y propósito, que el amor que esperas ya existe. Hay que aprender a prosperar cerrando los ojos a la realidad del 1% y abriéndolos a la de Dios, donde todo puede ser, incluso aquello que tú pienses imposible.
Que tengan una semana hermosa y llena de vasijas fuertes para recibir más y más milagros.
Un abrazo,
Maestra Claudia Vásquez
