Recién terminamos de celebrar una festividad llamada “SUCOT”, ¿sabemos para qué se celebra y por qué se celebra?
Rav Áshlag escribe sobre la conciencia de un nivel llamado Teshuvá MeAhavá, es decir, una persona que cambia gracias al amor. Es un nivel en el que la persona no se transforma por miedo a las consecuencias de sus acciones, sino por la enorme cantidad de amor y entusiasmo que siente hacia su potencial de revelar la Luz del Creador en este mundo. Ese es el regalo que podemos recibir en Sucot: el regalo de ser capaces de llegar al nivel llamado Teshuvá MeAhavá, un nivel en el que hasta las acciones negativas que hicimos a propósito se convierten en un faro de Luz para nosotros.
A través de esto también podemos alegrarnos por cada dolor que vivimos, porque sabemos que de no ser por el dolor y la duda que tuvimos el año pasado, no habríamos actuado de manera negativa. Y si no hubiésemos actuado de manera negativa, entonces, en Sucot, no tendríamos toda esa Luz proveniente de las acciones transformadas. Ya que todo dolor, duda y falta de conciencia que tuvimos es lo que nos permitió comportarnos de manera negativa. Y en Sucot, estamos emocionados, agradecidos y alegres por ellas, porque en Sucot se convierten en Luz.
En Sucot transformamos cada dolor e incomodidad que tuvimos este año. Todo el dolor que tuvimos en este año y todas las acciones negativas que realizamos pueden ser transformadas en una Luz eterna que brillará para nosotros perpetuamente.
¿Puede haber una mayor alegría que eso? Piénsalo… Nos alegramos cuando realizamos una acción positiva y recibimos Luz. Pero no hay felicidad más grande que poder tomar todas las acciones negativas que realizamos el año pasado y convertirlas en una enorme cantidad de Luz que brillará sobre nosotros para siempre. Ese es el secreto de la alegría y el regalo de Sucot. Y Rav Áshlag nos dice que todo dolor que vivimos este año será transformado en gran alegría, y toda negatividad será una enorme fuente de bondad. En esto consiste Sucot y esto es lo que está a disposición de cada uno de nosotros: transformar toda la negatividad que creamos, todas las dudas y toda la falta de conexión que tuvimos.
Tal y como dice Rav Áshlag: “Todo dolor puede ser transformado en gran felicidad y toda negatividad en gran bondad”.
Con amor y respeto esperando la llegada del Mashiaj.
Bendiciones,
Maestra Sharon Moreno Ábrigo.