El domingo se celebró el día del Padre y muchos se habrán acercado a saludar y expresar una muestra de cariño a su progenitor, otros tal vez están alejados de esta figura o ya no está en este mundo y este día se transforma en el recuerdo de algo que preferiríamos no saber. Sea cual sea la situación en la que nos encontremos, el Padre es una figura que marca nuestro destino. En el judaísmo, la pertenencia a una tribu o comunidad, es definida en función de tu padre y si observamos el Árbol de la Vida, de acuerdo a la Kabbalah, el padre, lo masculino, está representado por la columna derecha que constituye el atributo de “Dar”.

Hoy en día tenemos mucha confusión sobre los roles de la mujer y del hombre, de la madre y del padre. Tal vez sería más sencillo volver a nuestras raíces y mirar (en el caso de los padres) cómo fueron nuestros patriarcas, cuáles eran sus atributos, qué podemos aprender de ellos. Siguiendo con el Árbol de la Vida y la columna masculina, allí encontramos sefirot que nos ayudan a encontrar luz sobre el rol del padre: Jojma que representa la sabiduría, Jesed muestra bondad, generosidad, hospitalidad (patriarca Abraham); Netzaj es el liderazgo, la capacidad de tomar decisiones y perseverar en ellas (patriarca Moisés).

La misión es entonces conectar con esta dimensión, reconciliarnos con nuestro padre, descubrir a dónde pertenecemos, desarrollar las cualidades genuinas del dar y liderar nuestra propia transformación para convertirnos en quienes queremos ser.

Con cariño

Claudia Vásquez V.
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