Muchas veces hacemos un enorme esfuerzo físico y espiritual para salir de la opresión que tortura nuestra alma (un mal rasgo del carácter, un vicio, una relación degradante, un trabajo que no te gusta, etc.) cuando al fin lo logramos, sentimos la felicidad de habernos liberado, pero al poco andar nos damos cuenta que este nuevo camino desconcido también tiene dificultades y tendemos a mirar atrás y decir que “el tiempo pasado fue mejor”.
Tal como el pueblo hebreo hizo con Moisés, al increparle haberlos sacado de Egipto para deambular por el desierto, a lo desconocido; después de todo la esclavitud no te permite hacer cambios profundos, pero es cómoda, es un lugar seguro, es algo a lo que estás acostumbrado, manejas los riesgos, aunque te quejes todo el día de tu suerte.
Estamos comenzando un nuevo mes (Tauro=Iyar) y con ello una renovación de energías – es una oportunidad – para afirmarnos en nuestra elecciones y comenzar a sanar en nuestro camino por la liberación definitiva y no volver la vista atrás. Meditemos en:
- Sanar es sentir, la liberación comienza por tomar consciencia de lo que siento profundamente, no negarlo, no disfrazarlo, no clasificarlo. Sentir es la clave.
- Los errores son parte del proceso de sanación. No te culpes ni castigues. Recuerda siempre: también Dios estuvo en ese error. Nada es azar.
- Desarrolla tu potencial haciendo lo que viniste a hacer a este mundo. Descúbrelo, lucha por alcanzarlo, pregúntate ¿qué me molesta de mi vida? ¿cómo quiero que sea?
- Pisa firme cuando tomes una decisión, avanza con EMUNA (certeza absoluta) tú eres dueño del proceso, pero no del resultado final. Suelta el control. Aprende a caminar por el desierto – sin lugar a dudas- te espera tu tierra prometida.
Que tengan una semana y un mes lleno de sanación.
Con cariño
Claudia Vásquez V.