Iyar-Tauro: Sanación de Cuerpo y Alma
Este mes en el calendario hebreo es llamado Iyar (comúnmente deletreado אִיָיר , y es el segundo de los doce meses.
En la Torah, la Biblia, el mes de Iyar es llamado el mes de Ziv (זִיו ), Que significa «luminosidad» o luminoso. El nombre de Iyar está también relacionado a «luz» (אוֹר ).
Sabemos también que la Luz funciona como la energía eléctrica, la que puede servir para calentar e iluminar una casa, como también para electrocutar.
Esto especialmente en este mes es un desafío, ya que implica hacernos buenos conductores de esa inmensa potencia de energía (taurina), que va a presionar para entrar, y ahí, podemos decidir hacer dos cosas, rechazarla, lo que va a provocar un gran cortocircuito, porque la energía simplemente va a empujar, o agradecer el regalo energético del Creador y utilizar esta energía para ser un mejor ser humano.
Un ejemplo simple y concreto de lo que puede ocurrir, que como la característica fundamental de la Luz es iluminar, que este mes veamos mas las fallas y caídas de aquellos que amamos, o de otros que tenemos cerca. Podemos ver reacciones inusuales de rabia, o deseos de conflicto. Y es ahí donde tendremos que decidir qué hacer con la rabia, enojo o pena que sintamos.
Kabbalisticamente lo mejor que podemos hacer es dirigir la energía de lo que estamos sintiendo (que insistimos será poderosa) y buscar en nosotros la mayor misericordia, o recordar los momentos de amor, y fundamentalmente, es ahí donde debemos recordar que el otro es un regalo divino, y que dentro de él o ella todo lo que hay es bueno.
Entonces, agradecer por el mensaje y salir adelante.
Sabemos que el mes astrológico de Tauro, Iyar en hebreo es un mes destacado como un mes de sanación, ya que se le llama el mes de La Luz, Ziv y porque también las iníciales del nombre Iyar corresponde a las iníciales de la frase, Ani Hashem Rofeja, que significa yo soy Dios tu sanador.
Podemos partir preguntándonos ¿Por qué podemos afirmar que la verdadera sanación solo viene de Hashem?
La verdad es que estamos acostumbrados a sanarnos a través de un sistema que implica visita al médico, medicamento, u otra intervención como J.B.S una cirugía, etc.
Sin embargo, en Kabbalah, siempre queremos saber las causas para poder sanar el efecto, ya que no hay efecto sin causa previa, y de manera simple, la causa muchas veces permanece oculta porque además no entendemos que los que atrajeron la enfermedad fuimos nosotros mismos y que la enfermedad, finalmente es un regalo del Creador, quien nos permite reparar, mejorar o corregir, aquella área de nuestra vida, que tiene una manifestación en el cuerpo, y que a su vez es sanada por Dios como parte de su absoluta misericordia.
Esto quiere decir que nos enfermamos gracias a Dios y nos mejoramos gracias a Dios, y que el proceso intermedio, o sea la visita necesaria al médico, y que el que debamos tomar medicamentos, es también parte del diseño de Dios para sanarnos, aunque no tengamos conciencia de que es Él quien nos sano.
Y esto entra en la categoría de lo milagroso, porque el Verdadero sanador está oculto y de manera paradójica, espera ser descubierto, para que así sanemos más rápidamente de algo que nosotros provocamos, y que, de no existir la enfermedad provocaría la muerte, que es algo que nosotros no queremos, como tampoco Dios quiere que ocurra antes de tiempo, ya que cada uno de nosotros tiene una misión específica e importante que hacer en el mundo.
Decimos entonces que sanar es milagro, porque Hashem está escondido esperando ser revelado a través en este caso de sanarnos.
De aquí es de donde podemos entender porqué Hashem nos está haciendo una invitación directa este mes al decirnos con todas sus letras que “Es El nuestro sanador”.
Y tal como para hacer una cita con el médico debemos llamar, también El espera que lo llamemos para que lo elijamos como Nuestro Sanador.
Ahora, sabemos en Kabbalah que todas las personas ocupan un rol fundamental y muy importante en el puzzle Divino, y ese puzzle, esa forma divina que cada uno posee es absoluta y exacta, donde no faltan ni sobran personas, lo que implica que todos estamos conectados con todos.
Por lo tanto, en el marco de las relaciones humanas, las relaciones entre las personas, cualquier transgresión que hagamos contra otros, afecta al otro, nos afecta a nosotros y afecta al puzzle completo, que debemos recordar es de Dios.
Aquí estamos haciendo referencia a aquellas actitudes humanas que de no ser cambiadas, pueden resultar en enfermedad, y deberán pasar por el milagro de la sanación y en el judaísmo y en la Kabbalah enseñamos que no debemos depender de milagros.
Entonces las actitudes y formas que enferman a otros a nosotros y al mundo, son por ejemplo la rabia, la ira, la queja, la envidia, el hablar negativo, el castigo físico, etc.
Sabemos también que en nuestro cuerpo humano B.H. no sobran ni faltan órganos y que cada órgano cumple una función vital, para sostener nuestro cuerpo, el que a su vez sostiene al alma.
Esto quiere decir que nuestro cuerpo es un microcosmos conectado con nuestra alma y además con nuestro entorno, que recibe y contiene energías, y que a veces enferma, debido al asalto o a la agresión que hacemos del macrocosmos que es alma, como también lo son los demás en nuestra vida o en nuestro entorno.
Si pensamos en los demás como partes fundamentales del “Gran cuerpo humano” querrá decir por ejemplo que la rabia, la ira, la queja, la envidia, el hablar negativo, el castigo físico, en el cual envolvemos nuestro cuerpo va a afectar ese Gran cuerpo humano compuesto por todos los demás el que se va a ver afectado, porque nosotros afectamos el macro, que son los otros, con nuestras acciones.
Y tal como no sobra ni falta un órgano en nuestro cuerpo, también cada parte del cuerpo depende la una de la otra, las que a su vez reciben luz del Creador.
Es lo mismo con las personas, ninguna sobra ni falta, y todos a su vez están recibiendo Luz del Creador.
Por otro lado la Torah nos dice que la sangre es el alma, sangre que necesita ser purificada, o alma que necesita ser purificada debido a nuestras trasgresiones, entonces de manera más profunda y verdadera, con esas trasgresiones(rabia, la ira, la queja, la envidia, el hablar negativo, el castigo físico etc.) estamosafectando negativamente nuestra alma, que sabe que solo tiene 120 años de vida y que necesita corregir muchas cosas.
Entonces tenemos elementos que nos van a ayudar a sanar y mantenernos sanos especialmente durante este mes.
El primero es aceptar la invitación de Hashem a que sea El nuestro sanador y el ser especialmente cuidadosos en nuestras relaciones con los demás para que la energía que estaremos recibiendo sirva para calentar nuestros corazones y no para crear cortocircuitos.
Pido a Hashem que sea El mismo quien despierte y abra nuestros corazones para entender que todo viene de Él y que todo es un regalo.
Jodesh Tov.
Maestro Daniel Abaud